martes, 23 de agosto de 2011

CÓMO ALIMENTAR SUS GANAS DE VIVIR



Las arrugas se disimulan con cirugía o un buen maquillaje, las canas se tapan con tintura. Y los músculos se endurecen con gimnasia o aparatos. Pero ¿hay algo para ocultar el envejecimiento interior? No.
La vejez y el entumecimiento del alma no se disimula con nada.

Lo único eficaz para combatirla es la búsqueda interior. Una búsqueda que tenga como objetivo eficaz para combatirlas, cada día, las ganas de vivir.
Porque  es cierto que muchas personas de ochenta son más jóvenes que infinidad de jóvenes de treinta que han perdido o no encuentran un sentido para su vida.

Seguramente usted ha conocido a personas que deberían ser ancianos según el calendario, pero parecen de 30 o 40 por su fuerza interior y sus ganas de vivir. Suelen tener mirada destellante, la sonrisa a flor de piel y están convencidos de que su verdadera edad no es la que marca el documento sino la interior.
La respuesta no es una sola: para algunos, el motor interior son los lazos familiares, el afecto, para otros, el éxito profesional o laboral o el crecimiento espiritual. Etc

Lo que todos tienen en común es que le han encontrado sentido a su vida.
Expertos de las más diversas ramas de la medicina coinciden en este punto: las personas que saben darle una razón a su vida ya sea a través de una carrera exitosa como de de un compromiso con la sociedad o la Iglesia, viven más y mejor  que aquellas personas que van por la vida sin saber lo que quieren.
Si usted quisiera tener esa fuerza espiritual, solo deberá poner en funcionamiento de sus motores internos.

SEA  OPTIMISTA

Investigaciones científicas han demostrado que una actitud positiva frente a la vida está asociada con menor cantidad y mejor recuperación de enfermedades.
Esta relación entre el optimismo y la salud no es casual. Las personas  optimistas se siente capaz de hacerse cargo de la propia salud y no se abandona pasivamente ante las dificultades que acarrea la edad. Por lo general se trata de individuos que duermen bien, no toman, ni fuman, se ejercitan con regularidad y no sufren depresiones.

Por otra parte, el pesimismo afecta al sistema inmunológico y baja el nivel de defensas del organismos contra ciertas enfermedades, como las de tipo infeccioso.
Optimista no siempre se nace. Por fortuna, uno puede hacerse optimista si aprende a mirar las cosas desde otro punto de vista. Aquí se dará a conocer algunas tácticas:

 Júntese con optimistas:

Tanto el optimismo con el pesimismo son actitudes contagiosas. Por eso, siempre que sea posible, conviene relacionarse con personas alegres y divertidas. El solo hecho  de estar con ellos hará que usted empiece a mimetizarse con su actitud frente a la vida.

Reconozca sus éxitos:

No intente parecer modesto, si algo le sale bien, no piense que fue por casualidad o por pura suerte. Dígase así mismo: “Hice las cosas bien y estoy orgullosos de mí mismo”. Ésta es la manera en que piensa un optimista.

Enfrente las dificultades:

La persona optimista no niega los problemas o situaciones dolorosas. Si la circunstancia no se puede cambiar, la aceptan. Pero no dejan de apreciar y disfrutar las cosas  buenas que la vida les acerca.

Ponga freno a los malos pensamientos:

No se deje llevar por sus “malas ondas internas”. Cuando se descubra envuelta en una maraña de malos pensamientos, salga de su ensimismamiento e intente cortar la corriente pesimista. Para ello puede aplicar distintas técnicas. Para algunos resulta útil contarle a alguien lo que está pensando. Para otros funciona bien escribir el pensamiento en un papel. Lo más importante es sacarlo afuera para que sea posible objetivizarlo y otorgarle la verdadera dimensión que tiene.

Aprenda a ayudar:

Si por alguna situación dolorosa que le tocó pasar, a usted le cuesta superar la tristeza, pruebe alguna forma de dar a los demás. Por ejemplo, ser voluntario de un hospital, colaborar  con su parroquia o en algún barrio carenciado. O simplemente hablar de su experiencia de ese momento con alguien. Los psicólogos aseguran que el ayudar a los demás es un excelente recurso para salir de uno mismo y apaciguar el dolor.

Anímese a pedir ayuda:

En muchos casos el pesimista está relacionado con la depresión. Si usted siente que ya nada le interesa y no tiene fuerzas para encarar cosas nuevas, lo mejor que puede hacer es pedir ayuda a un profesional. A través de una buena terapia, aprenderá a dominar sus estados de ánimo y sus depresiones serán menos frecuentes.

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