Métodos de detección y prevención del Cáncer

Papanicolau, mamografía, análisis…

¿Hará falta realmente hacerlos tan seguido como el médico aconseja?

Sí, sin duda. Aunque nos dé pereza, la constancia en estos controles nos puede alejar del riesgo que implica el cáncer para nuestra vida. Porque el grado de desarrollo que tienen estos estudios hoy en día permite detectar la enfermedad en sus estudios más precoces, lo cual aumenta las posibilidades de curación.

Para saber en qué consiste cada tipo de examen

y con qué periodicidad se aconseja realizarlo según su edad. Se trata de indicaciones generales. Que permiten variar en algunos casos.

Consulte con su médico.

Estudio	Para qué se utiliza	Edad	Periodicidad
Mamografía	Un estudio de rayos x que permite encontrar tumores que no son detectables por el médico ni por el  autoexamen de mamas	Antes de los 35 años	Primera mamografía si hay antecedentes familiares
		Después de los 40 años	Una mamografía cada dos años
		Después de los 50 años	Una mamografía por año
Papanicolau	Se realiza para detectar células anormales en el cuello del útero.	Toda la vida a partir del desarrollo sexual	Una vez por año
Exámenes clínicos de rutina	Mediante un examen en el consultorio, el médico puede detectar determinados síntomas sospechosos que luego serán analizados a través de exámenes más profundos	Toda la vida a partir del desarrollo sexual	Una vez por año
Autoexamen mamario	Lo puede realizar usted misma y le permite detectar nódulos y tumores en el busto.	Toda la vida a partir del desarrollo sexual	Todos los meses, después de la menstruación.

QUÉ PODEMOS HACER:

El hecho de que usted identifique como propio uno o varios de los factores de riesgo mencionados no significa en absoluto que contraerá la enfermedad. Sólo téngalos en cuenta y ponga en práctica los siguientes hábitos anticáncer:

Hágase aliada de las fibras:

Consuma muchísima verduras, frutas y cereales integrales. Las fibras contenidas en estos alimentos sirven para prevenir no sólo el cáncer de colon sino también el de mama y el de útero, porque disminuye la cantidad de estrógenos en la sangre. Además, las frutas y verduras contienen antioxidantes, vitaminas y minerales que, según se ha comprobado, previenen el cáncer. ¿Cuánta fruta  y verdura hay que comer diariamente? Los especialistas recomiendan por lo menos cinco porciones, repartidas a lo largo del día.

Limite el consumo de grasas:

Si bien no se sabe cuál es el mecanismo exacto, estudios estadísticos muestran con claridad que la ingestión de grasas aumenta el riesgo de cáncer de mama y de colon. Por eso, si usted es de las que no se sienten satisfechas si no comen una buena porción de carne en las comidas, busque un reemplazo que contenga menos grasas que perjudican a su organismo. El pescado, el arroz integral, la soja y los porotos son excelentes fuentes de proteínas, sacian el apetito y no aumentan el riesgo de cáncer. Busque recetas sabrosas que incluyan estos ingredientes y empiece a cambiar sus hábitos alimentarios.

Carne  caliente, sí quemado, no:

Se ha comprobado que el humo y el calor del carbón crean varias sustancias que pueden resultar cancerígenas. No coma nunca el asado “carbonizado”, y si es posible, tome la precaución de poner un papel de aluminio entre la carne y la parrilla.

Tome antioxidantes:

Las vitaminas C,E y el betacaroteno fortalecen el sistema inmunológico del organismo y permiten que éste pueda destruir las células malignas antes de que se desarrollen.

Adelgace:

El exceso  de peso puede aumentarla cantidad de estrógenos en la sangre. Como se menciono, esta hormona está relacionada con ciertos tipos de cáncer, que los médicos llaman “hormonodependientes”. Por eso, cuanto más cerca esté de su peso, más lejos estará de esta enfermedad. 

Practique sexo seguro:

El HPV y el herpes, dos virus que en algunos casos pueden producir cáncer, se transmiten a través de relaciones sexuales. Si tiene dudas acerca de la salud de su pareja sexual, pídele que use preservativo o utilice usted mismas uno “versión femenina” (se venden en farmacias).

Evite el cigarrillo:

El tabaco ocupa el primer lugar en la lista de sustancias cancerígenas. Su relación con el desarrollo de cáncer de pulmón ha sido absolutamente comprobada. Además, se cree que las mujeres que fuman tienen el doble de posibilidades de contraer cáncer de cuello de útero que las que no lo hacen.

Trate de no fumar y evite también los avientes muy cargados de humo.