Muchísimas mujeres basan gran parte de su personalidad y poder de seducción en el busto.
Sin embargo, es un mandato de la naturaleza y una consecuencia de gravedad que con los años este vaya perdiendo firmeza.
El declive comienza entre los
treinta y los cuarenta años, cuando las fibras elásticas de la piel que recubren los pechos empieza a degenerase. La función de estas fibras es hacer las veces de elásticos que se estiran y tensionan al compás del movimiento del cuerpo, sosteniendo las glándulas mamarias. Cuando estas fibras comienzan a envejecer, pierden su elasticidad y se produce la caída.
Además, el problema puede incrementarse por otros factores como los siguientes:
*Hormonas
Durante el embarazo, las progesteronas y los estrógenos segregados por los ovarios y la placenta estimulan la formación de glándulas productoras de la leche.
Cuando el bebé deja el pecho, estas glándulas se vacían, con lo cual puede aparecer en el busto cierta flaccidez que se agrava después de la menopausia, momento en que esas glándulas vacías desaparecen por completo.
*Cambio de peso
Las variantes del volumen del pecho, ya sea por el embarazo como por los cambios bruscos de peso, provocan la pérdida de tensión en la piel y la consecuente caída del busto.
*Posturas
La postura encorvada que adoptamos con frecuencia las mujeres por ocultar el busto, acentúa el descenso.
*Corpiños
El no usar corpiño puede ser también un factor agravante, sobre todo en mujeres que practican deportes con saltos y rebotes o gimnasia de alto impacto.
¿Hay que resignarse al busto flácido y caído? No, si se lo desea. La gran ventaja que tenemos hoy con respecto a nuestras abuelas es que algo podemos hacer para volver las agujas de nuestro reloj estético varios años atrás. Para ello, sólo hay que decidirse y poner un poco de esfuerzo.
Test del busto perfecto
Si bien los cánones de la belleza son variables y subjetivos, hay ciertas reglas para definir lo que hoy en día se considera un busto bello.
Si usted desea averiguar cuán cerca o lejos está de ese ideal, puede aplicar dos tests que usan los cirujanos estéticos:
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Párese frente al espejo y observe sus proporciones.
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1-Con una regla mida la distancia desde la horquilla del esternón hasta el pezón: lo normal es que no supere los 18 a 20 centímetros.
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2-Averigue después cuánto mide sus mamas. Los cánones generales de belleza indican que deben tener alrededor de 10 centímetros de altura, 10 de ancho y 5 de espesor. Por esto es discutible y varía según las proporciones del resto del cuerpo.
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3-Por último, observe la areola del pezón: si el pecho está bien ubicado no debe sobrepasar el pliegue submarino.
Más allá de los resultados, si usted se siente molesta con el estado de sus senos y desea hacer algo por ellos y por usted misma, cuanta con varios recursos a su disposición.
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