Maltrato infantil y sus consecuencias
Cuando hablamos de maltrato infantil nos referimos a
cualquier tipo de acciones u omisiones hechas contra un menor antes o después de
nacer, que afectan al desarrollo físico, intelectual, emocional, social o espiritual
del niño. Estos actos nocivos son cometidos por padres, cuidadores o
instituciones y pueden afectar a nivel físico o psicológico.
Los hospitales atienden frecuentemente diferentes casos. Sin
embargo, es muy difícil calcular la magnitud del daño. Aparte muchas de las
victimas callan porque no saben que la situación que están viviendo no es para
nada normal. Piensan que
recibir maltrato es algo natural aunque sepan que no
es nada agradable. Por otra parte las autoridades policiales a veces minimizan
la actitud de los padres maltratadores acentuando más el problema.
Los niños maltratados por sus padres tienen confusión y
ambivalencia afectiva hacia sus padres. Por un lado sienten que aman a sus
padres y son amados por ellos. Pero por otro lado son despreciados por ellos, rechazados
y no respetados. Esto genera una autoestima baja, inseguridad, miedo, desvalorización
y depresión entre otros sentimientos
negativos.
Otra consecuencia es la agresividad futura. Gran parte de
los niños maltratados en el futuro son maltratadores de sus compañeros o de sus
futuros hijos estableciendo un desastroso patrón repetitivo generacional. También
se observan trastornos en el sueño, pesadillas, terrores nocturnos, malos
hábitos alimenticios y otros problemas de salud. Con el tiempo puede haber
abandono escolar y abandono del hogar, hasta adicciones, alcoholismo y
conductas agresivas.
Los factores protectores mejoran la calidad de las relaciones
entre padres e hijos, reduciendo enormemente las posibilidades de desarrollar
violencia familiar. Los familiares cercanos como los abuelos, tíos o vecinos deberán asumir
la tarea de identificar si hay maltrato infantil e intervenir hablando con los
padres de manera correcta. En el caso de que no se vea ningún cambio, habrá que
denunciar los hechos a las autoridades del menor de su ciudad. Quedarse callado
es convertirse en cómplice.
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